* Con Pasión *

Es mi manera de vivir.
Es la formula de la receta más buscada.
Es el condimento diario infaltable.
Es la princesa de mi misión en esta tierra.
Es la quinta pata de mi locura irremediable.


Según la Real Academia Española: Compasión: (Del lat. compassĭo, -ōnis).
Sentimiento de conmiseración y lástima que se tiene hacia quienes sufren penalidades o desgracias
Ya varios días fríos han pasado (a pesar de estar en primavera) y a la luna ya no le quedan guantes limpios, para abrigarse sus pálidas y delicadas manos.
He pasado muchas tardes y tantas noches con unas ganas desbordadas de escribir, de expresarme y de plasmar mi interior en esta pantalla.
A lo mejor, será porque últimamente los sentimientos que afloran en mi, son a cada segundo más intensos y persistentes. A veces son tan profundos que no puedo encontrarlos, así como otras tan intolerables que asustan. Sin embargo, otras tantas tan placenteros que dan gusto.
La sensibilidad intrínseca que me ha acompañado siempre se ha acrecentado notablemente en los últimos días y de una manera casi trágica (o tal vez, divina).
Me cruzo con la compasión en cada esquina de mi mente, en cada cuadra de mi corazón y en cada rincón de mi Alma. Quien bese mi piel, saboreara el gusto de la compasión embebiendo mis poros. También la devoción y la piedad, son casi tan cotidianas en mi, como lo son mis pies fríos o mis solitarios tes de frutos del bosque por la madrugada.
Las lágrimas, saladas e infaltables, brotan de mis ojos como si fueran cascadas, que purifican y calman mis ansiedades, mis miedos y sobre todo mis empatias.
Algunas lágrimas, nacen de la bronca, la impotencia y la ira que me producen ciertas personas o determinadas situaciones. Ellas son las respuestas a todos los silencios atorados en mi garganta… (y si, todo termina saliendo por algún lado, es inevitable). Pero por suerte, también están las lagrimas que nacen de la emoción, del asombro y la espontaneidad de un te amo, de un te quiero o de una simple sonrisa cómplice.
Debo confesar, que algunas noches me siento completamente frágil, vulnerable, delicada y sutil. A pesar de mi fortaleza espiritual, continuamente tengo la abismal sensación de que todo lo que me rodea, sea bueno o malo, me va a terminar hiriéndome Es como presentir, que si el viento me roza, me va a quemar. ¿Acaso pueden darse una tosca idea de lo que me sucede? Siento una empatia con las personas y una compasión que terminan recayendo sobre mí, creándome de cierta manera, una culpa intransmisible. Jodidamente inabarcable en un tajo, en una lagrima y hasta en una vida. No quiero sentirme inútil, no quiero quedarme quieta y no quiero que los demás sigan durmiendo. La comodidad, termina siendo siempre, incomoda e infavorable para cualquier ser vivo. No puedo controlarlo, nace de mis entrañas y se me escapa por los dedos. Algunas noches, no puedo evitar abrazarme muy fuerte a mi almohada y sentir en el estomago, un nudo de rosas que decoran y perfuman mi interior, pero que también me pinchan y me hieren con sus espinas… mucha gente, no lo entiende, lo sé y lo respeto. Muchos de mi misma raza, creen que están mal, que son ridículos, inútiles y “anormales” todos estos sentimientos desbordados, extremos, fanáticos y casi obsesivos que siempre han formado parte de mi sombra mas lucida. Sentir el dolor ajeno en la piel de uno es nocivo y complejo, si lo es. Sobre todo es bastante pesado cargar con una responsabilidad que no fue buscada de manera conciente, pero que sé que es parte de mi camino, del camino que yo elegí en otro estado de conciencia. Tengo muy claro, que esa es mi manera de sentir y no pretendo cambiarla, mas allá del sufrimiento que me produzca, también me colma de fuerza y de ganas.
La sensación de sentirme fundida y fusionada con otros seres humanos es muy agradable y confortable. Sentirme parte del todo completando esos vacíos, que muchos no se atreven a llenar por miedo o desesperanza. Por eso estoy dispuesta a enfrentar lo que sea y a quien sea, por el mundo, por mi raza, por mis raíces en esta tierra que también esta viva y es mi hogar. ¿Qué si es malo o es bueno? es como todo!… no creo en la maldad o en la bondad, creo en mi y con eso me basta para luchar y seguir adelante.
Con los años me di cuenta, que no puede entenderme aquel que no sienta al mundo, al ser humano y al todo, de la misma manera que yo. Será una cuestión de sensibilidad, de signos, de astros, de espiritualidad, de misiones, de Karma, genética, no lo sé… ya no busco tantas respuestas, ni encuentro tantas preguntas. Me basta con mirar al cielo por las noches, y sentir la tranquilidad que me producen los silencios infinitos y el eco de mi corazón latiendo en la inmensidad de la noche. Esa misma tranquilidad que algunas noches, en cambio, me produce una adrenalina incontrolable, la cual termina muchas veces escapando por mis poros en forma de sangre. Esa sangre que anestesia mis heridas y empatias desmedidas por la humanidad, toda. No tengo en claro aun, si soy una persona extremadamente compleja o demasiado sencilla, pero tampoco me interesa averiguarlo. Al fin y al cabo, ambos polos se tocan, como todo (…).
No estoy demasiado inspirada, mis musas se han ido a dormir y yo trato inútilmente de materializar mis pensamientos en vocales, mis sentimientos en palabras y mis sensaciones en renglones. Pero no. No es la noche precisa, o será que como dije al principio, cuando las cosas por decir son tantas, pero tantas, a veces es mejor callar. Pero no callar y ahogarlas en el estomago. Si no más bien, trasmitirlas por otros órganos o partes del cuerpo.
¡La mirada, la mirada, Oh Señor! Los cristales de nuestros ojos conectados a la esencia mas pura de todo ser vivo, nuestra Alma, nuestro centro, nuestra fuente de vida. Ellos, y nada mas que ellos translucen nuestro mundo interior, hacia el exterior. Nada más placentero y divino, que entenderse por medio de las pupilas y su fondo blanco cargado de magia e infinitud.
Las palabras me quedan demasiado chicas, y a pesar de todo el amor que les tengo, esta vez prefiero terminar con ellas en este preciso instante…
(…en el cual comienzo a sentir la tranquilidad, de saber que pase lo que pase, siempre voy a llevar el Arte de la palabra, en mis venas).


“Para crear una paz interior, lo más importante es la práctica de la compasión y el amor, la comprensión y el respeto por los seres humanos.
La comprensión genuina entre los seres humanos, no es simplemente una cuestión religiosa, sino una condición para sobrevivir.
Creo que ésa es la religión universal.”

EL DALAI LAMA XVI Premio NOBEL de la PAZ 1989



N.P.S
26/11/06


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