Animal nocturno

¿Por qué Dios no me hizo gato,
búho, murciélago, luna?

Amo la noche en todos sus matices.
La noche me atrae como un imán, como si alguna vez ella y yo hubiéramos sido una.
Y en el medio de la oscuridad, ella, la eterna.
La luna, que me encandila el Alma y me ilumina el camino.
Estoy enamorada hace siglos de su blanca palidez, de su lúgubre pasión y de sus frías manos. He dedicado horas y noches, sobre todo en la ruta, observándola, quedándome hipnotizada con su elevada energía y su extraña profundidad.
Muchas veces, también, ha sido mi musa y la única dueña de mi inspiración.
Ella es mi guía, mi antiguo hogar, la que comanda las huellas de mi locura y el hervor de mis venas.
Soy una criatura salvaje y nocturna. Lunática y volátil, si.
Debería habitar en bosques y correr con lobos.
Vivir descalza y bailar en círculos, como aquella vez.
Rendir ofrendas alrededor del fuego, rodeada de olor a pino, roble y humedad veraniega. Entregar frutos, brebajes y un sin fin de exquisiteces a los dioses.
La comunicación con el reino vegetal y animal seria innata y normal.
Ropa sin elásticos, comida natural y agua de entre las piedras.
Invocaciones y entrega.
Sin campanas de iglesias que paralicen mi instinto.
Los pies sobre la tierra húmeda, recargarían las energías gastadas.
Dormiría sobre la Madre, la única Madre y mi latir seria uno con el latir del magma.
La cabeza sumergida en ríos, mares, agua…mi agua, mi hogar.
Los dos peces que se enredan, se entrelazan, se chocan, se persiguen y nunca logran encontrarse.
Mi mundo nocturno.
La noche, mi amante secreta.
Ella y yo un laberinto que me traga y me hace caminar por limites inimaginables cuando cierro los ojos y me fusiono con las sombras de la noche y los cráteres de la luna.

N.P.S
21/12/07

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