Introvertida en la montaña

Todas las respuestas son ecos del silencio
que retumban en cada montaña que me rodea.

Los designios, las señales y mi Ama, siempre, tan solitaria.
Espacio físico: Bariloche, Villa Los Coihues, a orillas del arroyo que proviene del lago Gutiérrez.
Escuchar el silencio de la madre mayor. Sentir en cada poro penetrar al rey del día, que a cada instante brilla con más intensidad y energía.
Disfrutar de la creación, donde aun la mano de la gran bestia pensando, no fue impuesta… casi.
Siempre hay un “casi” que empaña el “todo” o más bien la nada.
Pienso que a lo mejor ese “casi” sea parte del vació existencial que siempre nos demanda mas y mas, haciéndonos sentir incompletos e insignificantes. Ese “casi” que no alcanzamos, porque si lo hacemos, morimos en ese mismo instante
¿Acaso tenerlo todo y no tener mas deseos, sueños, proyectos, no es morir?.
Por eso creo, que ese “casi” es necesario para poder mantener estable la felicidad.
Justamente la felicidad, creo, es lo mejor estable que existe. Es efímera y voluble, es tan subjetiva como la poesía y tan intangible como Dios.
Mi felicidad esta llena de soledad, de mañanas con olor a yerba y de noches que huelen a sangre. Pero a pesar de todo, comprendí, que si la soledad no fuera mi amante entonces yo no sabría aun lo que significa ser feliz.
Porque soy como las aguas de este arroyo, siempre en movimiento.
La quietud mata. Lo que se estanca, se pudre, se inmoviliza, se muere y no evoluciona.
Por eso, el arroyo me identifica. Porque esta en continuo movimiento, siempre.
Se recicla y se nutre de todo lo que va encontrando a su paso en la montaña.
Es cristalino y transparente, tanto que puede verse su fondo, sus piedras, sus peces y sus plantas.
Así como a través de mi Alma puede verse mi esencia, mi alma, mis ganas y hasta mi misión
(Si se mira con los mismos ojos, claro esta).
El arroyo parece frió pero si te metes un rato y lo abrigas con tu presencia, es el lugar mas tibio que existe. El te entrega todo, aunque a veces se ponga un poco furioso, “casi” tanto como yo.
El arroyo parece estar solo, pero si uno mira con mayor detenimiento esta rodeado de pares, camina solo pero siempre entremedio de piedras, plantas y seres vivos.
¡Ay Señor! ¿Por qué no me hiciste arroyo, nube, hada, cisne?.

Mi latir es uno con el correr del agua. Pertenezco al agua.
A lo mejor sea porque soy de piscis, o no. Pero el agua es el elemento mágico, vital, indispensable y sagrado. ¿Habré sido sirena? ¿Me habré entregado al Mar en otra vida como mi fiel Alfonsina?.
Respeto el agua porque es vida. Respeto el agua porque inunda mi alma de burbujas de paz.
Me entrego y me hundo en su cuerpo formando una misma gota en el cosmos todo.
Y si, como no nombrar a su elemento opuesto ¡La tierra!
La base sólida y fuerte que sostiene a toda esta maravilla que me rodea.
Sin ella “casi” la nada.
Mi latir es uno con el latir del Magma de esta bendita tierra en la que elegí vivir

casi…


N.P.S
17/01/07

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