La gloria en zapatillas

Soledad se pone una bufanda azul, porque esta sola y tiene frío.
Fé es muy petiza y se pone zancos para poder saltar algo y tocar el cielo.
A Tristeza, que camina con las manos en los bolsillos, le gusta pisar las hojitas amarillas que el otoño nos da, sentirlas crujir y luego llorar.
Amor, tiene muchas pecas y quiere viajar, pero no esta indeciso. Se mira al espejo y encuentra su destino: Roma.
Su vecina, Muerte se pone pantuflas de algodón porque sus pies ásperos quiebran el pasto.
Paz elige mojar sus talones en la mar, y aunque a veces parece que no esta, siempre acaricia en el viento recordando su omnipresencia en la esencia.
Confianza, vive cerca del parque, y llama por teléfono a Amistad, no quiere ir sola a caminar.
Esperanza, la niña que tiene el pelo bicolor, es la mas alta del camino y por eso no se pierde nunca, siempre sobresale en la fila de sus compañeros. Desde cualquier punto del patio, uno la ve.
Odio duerme solo, siempre solo. Y sin embargo, no siente frío.
Descansa hace siglos en su mesita de luz, una botellita de cianuro, se automedica a diario.
La señorita Salud toma aire en su balcón, y se contamina en la ciudad, se satura de postmodernidad.
A Energía, el muchacho de tiradores marrones, nadie lo ve. El vecindario casi no la percibe pero el se mete sigiloso por cada cerradura y habita ahí, debajo de sus camas, ahí donde nadie limpia ni acostumbra a mirar.
Alegría tiene un cajón lleno de medias de colores, que hacen sonreír a las demás prendas del armario.
La de los zapatos con lentejuelas, llamada Paciencia se pinta cada uña de un color diferente y se hace en su larga cabellera mas de mil trenzas.
Rutina toma cada mañana un café con leche y dos medialunas.
Todas las mañanas, revuelve con la misma cuchara, tres vueltas hacia la derecha y compra las facturas en el mismo lugar.
El Señor Miedo no quiere salir de su casa, no quiere ir a caminar, no quiero probar actividades nuevas y ni siquiera tiene amigos. El No, su perro, es lo único que tiene.
Solidaridad es la mas vieja del vecindario y ama tomar té frío con limón. Es una abuela sensible, llena de experiencia y tiene muchísimos hijos, Amor es una de ellas.
A Pasión le encanta el chocolate relleno de frutilla. Vive enredada en las sabanas, siempre con alguien distinto, bajo la luz de la luna su única testigo. Y a veces se queda sin chocolate porque se devora todo muy rápido. Y cuando Pasión se siente muy sola y tiene hambre, llama a Costumbre su vecina del décimo. Y entonces, ella le trae más chocolates, pero Pasión descubre que solo eran maderas pintados...una magia de cartón.
Compasión, tiene muchísimas mascotas que rescata de la calle. Sale los domingos a correr por el parque con Tristeza y a diario toma mates con Amor, su sobrina. Su hermana Solidaridad, vive con ella desde los principios de la humanidad.
Compasión, come chocolates de frutilla con Pasión y a menudo salta en zancos con Fé. En vacaciones, corre por la orilla de la mar con Paz y en invierno escala altas montañas con Esperanza, que siempre la acompaña como fiel compañera, hasta la cumbre.
Compasión tiene tantos amigos como personas en el mundo, pero siempre trabaja sola.
Duerme ahí, en el centro del corazón de los hombres. En ese lugar que algunos palpan y otros activan.
Y a veces, practica natación en las lágrimas saladas que ella misma produce.
Ah pero eso si…siempre es feliz, la mas feliz del vecindario!

N.P.S
17/05/08

* El titulo corresponde a una frase de la canción “El témpano”. Dicha frase fue quien me inspiro a escribir esto.

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