Espejo en mis pupilas

¿Cómo delinear el sutil limite que divide un mundo del otro?
¿Estuve loca alguna vez? ¿Desde que perspectiva y sobre cuales, y cuantas, variables puedo auto plantearme esto? Me preguntaba, me pregunto y me preguntare, casi eternamente.
El amor, el Arte, la inocencia, el veneno, la oscuridad, la muerte, la mar…
¡¡Oh Dios mío!! ¡¡Cuantas musas hay en este mundo!! ¿Cómo dejar de escribir?
Más aun, en los otros mi Señor ¿Cuantas mas habrá por descubrir?.
De hecho, me pregunto, si lo haré…. (Me volveré loca entonces?).
Hoy me mire al espejo. Mire mis ojos y mis pupilas (Oh si debo confesarlo) me dieron miedo. En ellas pude ver el brillo, y todas aquellas cosas que los mortales dicen que ven en mi, pero también vi la sangre…(Quizás ellos no, no aun).
En ellas pude ver mi infancia, tan inocente, tan responsable.
Mis cartas de amor incondicional hacia mi madre, los sentimientos plasmados de una manera tan sincera y transparente, que intimidan
espantan
entierran.
Es que aun, aun yo no sabia que en la vida la gente usaba mascaras. Yo creía que el mundo era rosa, que los cementerios no estaban tan llenos y que las personas, eran eternas (Como los sentimientos.). Yo suponía, que un te quiero y un te amo, eran reales. Tal vez, no había vivido lo suficiente, para encontrar la verdad detrás de cada palabra.
Creía que el amor y la paz, debían ser los reyes de este y de todos los universos.
Entonces, seguí mirándome en el cristal….mis pupilas se transformaban, se dilataban. Me estaban queriendo decir algo, pero aun, no podía dilucidar su mensaje codificado.
Y ya no quise mirar por que sentí desesperación y ansiedad, por que sentí ese escalofrió que recorre la espalda, y ese nudo justo en el estomago que anuncia que algo, no anda bien.
Fue entonces, cuando en el espejo me vi. Yo no buscaba a nadie, y me vi.
Comenzaron, mis ojos, a llenarse de lágrimas. Por primera y única vez.
Sentí en mis labios, el gusto de la sal, de la angustia, de las tristezas y miserias ocultas, que todo ser humano posee. Ese olor a mugre y a oxidado, de nuestras viejas memorias.
Cense en mi vida intrauterina, en mi mundo externo también y en mi enredada cabeza.
Casi las pupilas se me empezaron a revolver, a enmarañar.
- No, no otra vez – grite en un silencio espantoso. Y de fondo, James Newton Howard, quien me acompaña, mas seguido de lo que debería.
Y mis labios, los mismos de siempre. Partidos por el frió, pero rojos de pasión. Y mis pómulos, tal vez los de otra vida.
Pero fue entonces, cuando observe fuego en mis pupilas, que me aleje del espejo.
Caminando en reversa, opto mi espíritu en dar marcha atrás, cayendo así sobre la cama.
Sobre mis escritos, mis cartas con sangre, mis dibujos delirantes, mi hábitat salvaje.
Todo mi arte desparramado estaba! Toda mi brillante creatividad en mis pupilas, en mis manos tan pálidas y cortas. ¿Por qué señor nos condenas a seguir latiendo, en un mundo huérfano de amor?. ¡Y no! No es que no vea salidas, por que se que las hay. Pero a veces, todo es tan efímero, y más en esta tarde.
Miro por la ventana, general paz. El ruido de las ambulancias, de los autos, de la urbanidad…me envenena. Anhelo el silencio de los Valles sagrados, de los ríos secos, de las hojas perennes. Y la mar, siempre ahí, como llamándome, como acechándome, esperando que algún día tal vez, me entregue.
Tan silencioso es su llamado que solo puedo oírlo en estos momentos, donde lo externo y lo interno no tienen limite, donde la locura y la cordura, se abrazan en un tibio degrade.


(…mecánicamente se retira y se acurruca en la cama, con una botella de agua caliente, para abrigar su alma. En ese momento, ella también, es vulnerable…) *

N.P.S
24/04/06

* del texto Realidad y Juego de Winnicot

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