Agradezco

Primer domingo de septiembre. El calendario dice “dos” y me anuncia que hoy cumplo veinte dos años y medio. Y acá estoy, como dice Seru, parada en el medio de la vida.
Sentada en la media luna, de un domingo que pretendió ser familiar y fallo.
Un cumpleaños que intento ser “un cumpleaños feliz” y solo removió en mi, frases del pasado, mugre y profundas cicatrices familiares que por suerte no me pertenecen pero que de alguna manera, me afectan porque soy demasiado humana.
E inmoderadamente sensible
Puñaladas que me dolieron, por el dolor ajeno, por la compasión que no puedo evitar sentir cuando la gente se daña tan profundamente. Más aun, cuando ese daño es injusto y cruel.

Es una noche en la cual agradezco ser lo que soy, y por un momento (solo un efímero instante) me olvido de mi otro lado, de mi oscuridad, de mis fallas, de mis defectos ¡Que bien sé que las tengo como todos! ¡Y por suerte las tengo! Si no, de nada me serviría seguir transitando esta experiencia.
Mejor dicho, no es que me olvide si no que las dejo de lado porque es una noche donde valoro lo que soy, lo que hicieron de mi, la crianza que recibí y los valores éticos y morales que poseo.
Valoro este “síntoma” que soy, el cual creo patológico (alguna vez), pero sano en esencia (alguna que otra vez).

No entiendo a la gente, y aquello no es ninguna novedad…lo sé.
Por eso pido perdón por ser tan repetitiva y monótona.
La familia no se elije, te toca. Y no importa si es por destino, karma, casualidad o espermatozoides rebeldes, importa que es así y punto, sin retorno.

Irreversible.
Y hay veces en que observo de afuera el cuadro, siempre tan callada, siempre con mi perfil bajo y mis oídos alertas.
Con la mirada analitica de Freud, que ya internalize, captando en el aire los detalles mas ínfimos e inconcientes que las personas a mi alrededor producen.
Y es entonces cuando una sensación abismal se apodera de mi sangre y de mis genes.

Hay momentos en que pienso que mi familia es hermosa, alegre, divertida y unida, como toda familia tana. Y entonces, me siento parte de ella.
Y otras veces, siento que están todos muy enfermos, que cada palabra esta cargada de una falsedad espeluznante, de vibraciones oscuras y densas. Y entonces, quiero correr.
Y es fuerte, es trágico “escuchar” tanto…
Darse cuenta, de lo desagradecida que es la gente, de lo que hiere cuando habla por hablar, lo de oportunista que puede llegar a ser alguien cuando le conviene.
Es triste, palpar la falsedad en los ojos de una persona que comparte parte de tu sangre, que es parte de tu familia.
Es desgarrador notar como se arrastran las personas, cuan resentidas y desgraciadas son en sus palabras, en sus mentiras y en sus vulgares estrategias.

Siempre pienso lo mismo, desde que tengo uso de razón, como dice la gente.
Pienso si yo estoy tan equivocada, o la gente vive al revés.
No puedo comprender y no puedo tolerar, que la vida de una persona se base en cosas tan superficiales o que sean tan falsos hasta con ellos mismos.
¿No les da vergüenza? ¿No les produce infelicidad?
Yo creo que si, pero bueno, ser es una elección a la cual muy poca se anima a apostar.

Eso es evidente.

Y hoy agradezco, a la nada (refiriéndome al todo).
Me alegra ser quien soy, y no preocuparme por que mi celular sea viejo, no tenga mil luces de colores, sonidos polifónicos, cámara de fotos, Internet, mp3, sirva café, me putee y me analice.
Agradezco ser feliz con tener mi teléfono celular y poder mandarme mensajes con la gente que quiero y poder utilizarlo para comunicarme, porque para eso sirve un teléfono.
¿Qué parte no entendieron? ¿Por qué siguen cayendo?
Sus ojos están ciegos, no ven nada.

Todo lo demás, es una mentira, que la gente compra porque no piensa, porque se deja llevar, posiblemente porque sean un tanto estupidos o peor aun, porque no tengan muchos valores o noción de las cosas realmente importantes de la vida.

Agradezco ser feliz con mi celular “paleolítico”, como bien expreso hoy una pequeña de 17 años, a la cual evidentemente no le enseñaron lo que es educación y respeto por el prójimo. Solo sabe amarse ella, ella y ella, creyendo que los demás somos de cemento.
Ojo, a mi no me moviliza absolutamente ni una célula que ella o cualquier me diga algo así, pero ese mismo corazón luego hiere con cosas profundas e innombrables a otras personas y se ríe, creyendo que es gracioso lastimar a los demás.
No lo entiendo.
Por eso agradezco poseer ese celular que con tanto amor me regalaron tres grandes personas, porque me habían robado el anterior. Y soy feliz, y no le hecho en cara a nadie nada. Y no me quejo y la vida no es más oscura porque mi celular no saca fotos.

¡Por favor! Cuanta pequeñez, sinceramente no puede entender a la gente.
A lo mejor parece algo muy absurdo y superficie un simple “planteo” sobre celulares pero tiene un trasfondo muchísimo mas agudo y tajante, que estas burdas palabras, que omito humildemente a manera de catarsis personal, no alcanzan a expresar.

Por suerte, cada tanto me miro en el espejo, me sonrió y me abrazo.
Y agradezco.


Algunas personas solo guiñan los ojos
para poder apuntar mejor.
Billy Wilder

N.P.S
02/09/07

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