El fantasma


Basado en un sueño real

Recuerdos borrosos y crepusculares me acompañan al escribir esto. No recuerdo mucho nada. Intentare entonces fusionar las sensaciones que me han quedado, lo que evoco con más nitidez y a este cocktel le sumare mi análisis “psicoanalítico” y de sentido común interno.
Todo comenzó cuando él me llamo, para avisarme que estaba en cama con fiebre, si mal no recuerdo. Teníamos una fiesta o un cumpleaños, al que íbamos a asistir todos. Es decir, él, mis amigas y yo. Pero antes íbamos a pasar por su casa para ver como se sentía y quedarnos con él un rato.
(Borrón en blanco. No recuerdo como llegue allí, ni como, ni con quien).
Aparezco en su cuarto, una habitación que no creo haber visto nunca antes.
Recuerdo algunos colores. Abundaba el marrón y el verde musgo, también.
Él estaba acostado y tapado hasta el cuello, con un pañuelo mojado sobre la frente.
Lo salude y le pregunte donde estaban las chicas, refiriéndome a dos amigas mías, que supongo vinieron antes que yo, conmigo o después de mi, no lo recuerdo.
Me dijo que ellas estaban ahí. (¿Ahí donde? ¿Acá?)
Y acá comienza la cuestión, el ombligo el sueño como diría tal vez Freud si estuviese escuchándome, el núcleo patógeno, quizá.
Miro por la ventana de ese cuarto, de ese mismo donde transcurría la escena y observo enfrente el mismo cuarto, la misma escena. Como si fuera una copia.
Dos de mis amigas estaban allí, no recuerdo si había más gente y él estaba también allí, acostado en la cama en la misma posición que estaba en “mi” cuarto.
¿Pero yo?…yo no estaba! Era desesperante ver por la ventana del cuarto donde yo estaba la misma escena como desfasada en el tiempo, pero sin mí!
Yo no entendía absolutamente nada, la situación me congelo las pupilas. Entonces decidí llamarla a una de ellas, no recuerdo a cual, al celular.
Me atendió la rubia, creo. Le explique que estaba en el cuarto, que fui a verlo a él antes de ir para la fiesta. No recuero si les pregunte, donde estaban ellas…seguramente, hubiese sido ridículo preguntárselo. Mas ridículo aun, decirle que yo estaba enfrente observándolas y con él en cama!
Ella muy enojada me respondió las había dejado plantadas y que ya no podían esperarme más.
Yo no entendía nada, no podía deducir que era lo que había sucedido.
Miraba la imagen, como espantada, como dentro de una película.
No sabía si era una alteración de mi conciencia, o si era una conversión temporal, espacial o dimensional.
Claro, no se me ocurrió que esto pudiera ser producto de un proceso onírico, porque dentro de un sueño, uno no sabe que esta soñando! Al menos, no en mi caso.
No encontraba lógica alguna, ni pensamiento racional que me pudiera explicar esa situación.
Y él, seguía en la cama, moribundo, en silencio…como siempre.
Creo que no me hablo más. Y yo tampoco a él.
Mientras tanto, seguía yo, parada en la ventana mirando hacia la ventana de enfrente, la cual trazaba la misma imagen una y otra vez. Ellas, en el mismo cuarto, sin mí.
Y seguramente, hablando mal de mí, porque no fui.
¡Pero si estaba ahí!
Me sentía dentro de una película de terror, de esas que te dan ganas de apagarla sin ver el final, por la tensión que te genera internamente haciéndote temblar los nervios del codo.
No se que paso. Mis recuerdos lucidos, llegan hasta ese punto.
¿Análisis? Interminable, diría Freud. Sobre todo por quien es él y por quienes, eran ellas. Y principalmente, porque yo era una especie de “fantasma” al que los demás no veían, mientras yo desde afuera podía ver todo, sin que los demás se dieran cuenta. Extraño, si.
No voy a explayarme en el autoanalisis realizado. Pero tampoco voy a dejar de sorprenderme por el abismal laberinto que me presenta el inconciente cada noche.
Freud no se retorcería tanto en su tumba, si pudiese yo acostada en su diván contarles todos mis sueños nocturnos, herméticos y porque no, obvios. Y sumarle a dicha locura, mi análisis diario y seguramente, disfrazado por el mismo inconciente.
Soñando sueños…supongo, que de eso vivimos.

Los sueños son los
delirios de los sanos.
Sigmund Freud


N.P.S
22/07/07

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