Estas personas

Las travesuras del inconciente.
El poder del secreto, sumado al poder del deseo, da por resultado lo impenetrable.
Los pensamientos se solidifican y luego hierven, transformándose en vapor.
La fuerza de aquello que sabemos que existe, pero olvidamos, evadimos, negamos.
Las elecciones, que marcan, que hieren, que te cambian la vida.
Las paredes, que guardan aquella humedad del pasado.
Esa humedad con olor a libro viejo que no puede arrancarse de la piel.
Esas paredes que hacen que uno se vuelve mancha petrificada junto a sus recuerdos, sin dejar paso a lo nuevo, a lo desconocido, al nuevo ser, a eso que no sabemos que es, pero que existe en todas partes, todo el tiempo.
Despegarse.
Soltar manos.
Descartar a las personas que nos traen más problemas que soluciones
Ajustar bien fuerte las canillas, para que no goteen más, de una buena vez.
Decir la verdad de frente, pensar alguna vez en uno mismo, porque uno también es persona y se cansa de la falta de respeto y de valores.
Ser sincero y herir si es necesario.
El dolor nos enseña, siempre.
Pero a veces, las defensas y los oídos sordos (a palabras no necias) son más fuertes.
La resistencia se impone cada vez con más fuerza, cuando nos acercamos al núcleo patógeno. (Cien por ciento de acuerdo Maestro.)
Así reacciona la gente, al menos pude comprobar, así reaccionan los “normales”.
No toman conciencia, prefieren mentirse a si mismos.
Ser patéticos.
Dar lastima.
Evadir, evadiéndose, de ellos mismos incluso.

Cuando más comprendo y aprendo de la mente, más sana me siento.
Más cuerda, más racional, más coherente, más lógica, más sensata sobre todo.
Miro al otro, al de al lado y no lo puedo creer.
Siento que estoy del otro lado del espejo, pero que muchas veces no puedo hacer nada.
Porque ellos solo se reflejan a si mismos, no ven del otro lado.
Están cegados, como si fueran sus propios enemigos.
Prefieren ser felices en la mentira, no en la verdad.
Yo nunca preferí eso.
Prefiero una triste felicidad a una mediocridad tan absurda y sin fines sanos.
Pero como decía, uno elije, siempre elije.
Aunque intente mandarle la culpa a los astros, a Dios, al resto y a cualquier cosa a la cual puedan aferrarse, saben que eso no es verdad.
Recuerdo una frase que leí cuando era muy chica y decía:
“Toma tu vida en tus propias manos. ¿Y entonces que sucede? No puedes echarla la culpa a nadie!”
Así son las personas estas. Están llenas de excusas, que se caen por su propio peso.
Están llenas de “peros” y de “porque”.
De fantasías, que a duras penas, ellos mismos se creen.
De una vida paralela o feliz, que nunca existió.
Nunca tienen tiempo, ni siquiera para darse cuenta, que el tiempo no existe.
Estas personas, siempre están mal y siempre, obviamente, por culpa de otros.
(No valla a ser cosa que acepten que los únicos culpables, en el fondo, son ellos mismos.)
Estas personas, se quien poco, poquito, nada.
Y del otro lado del espejo, mantienen un ego indestructible.
¡Si que son raras!
Estas personas…se miran y no se reconocen.
Están llenas de otros yoes, de personalidades y caracteres que sustraen del resto.
Pero no son por si mismas.
Y lo más triste, es que ni siquiera son concientes.
Ni podrán serlo, mientras sigan transitando el camino mas cómodo, el camino que dice de que eso no se habla, y de que mejor seguir viviendo así, porque cambiar implica un peligro, un riesgo que evidentemente para ellos…no vale la pena cambiar.
La mentira es su base. La finalidad, sinceramente no la puede encontrar aun.

Por momentos me desborda la desesperación de sentir
que estas personas…son cada vez más.

N.P.S
01/11/07

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