Piso un tronco, sumergido en el agua,
piso varios detrás.
Algunos se hunden y me salpican,
son más pequeños y viejos,
a lo mejor están podridos.
Otros, en cambio, son fuertes y grandes,
y logran soportar el peso,
de veintidós años.
Muchas veces cruzo de su mano,
otras voy corriendo detrás de él
que es más rápido.
Luego llego a una casa.
Hay una cama donde reposa él,
y a su lado, un amigo.
Yo me tiro en la alfombra,
intentando buscar ese placer,
que anoche no me anime a encontrar.
Pero alguien se despierta…
No logra percatarse de mi presencia.
Vamos a otro cuarto.
Una nebulosa se apodera de mí,
no recuerdo mucho.
Solo sé que llovía de arriba hacia abajo,
y no encontrábamos paraguas alguno.
¿De donde saldría tanta agua?
Sumergidos en un vientre cósmico.
Corrí nuevamente, supongo,
cruzando los troncos,
entre saltos y tropiezos.
No se donde llegue pero sé que lo hice.
Nebulosa nuevamente.
Abrí los ojos,
y me levante.
Agua.
N.P.S
03/03/07
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario