V I V I R


¿Por qué nadie lo sabe si es de todos?

El reflejo de nosotros se intuye en ellos.
El llanto sordo de los niños
y las nubes redondas, altas, inalcanzables.
Las enredadas redes de la vida
y mi vida en vertical para la cual no nací.

Las calles húmedas, los pastos secos.
La barba suave, los pieces fríos.
Los rayos de Sol que deslumbran mis pupilas.
Las miradas cómplices.
Las manos amigas.
Los abrazos enérgicos.

Los relojes que giran paranoicamente.
La hora atrasada, sesenta minutos menos para ser.
Los niños que crecen.
Los hombres que luchan.
La vida que transcurre y no para, nunca para.

La marea del mar, el brillo de la luna.
Los jardines verdes y mullidos.
Mi extenso pelo enmarañado en mi Alma
junto a mis recuerdos, mis carencias, mis costumbres.

La conciencia expandida, la inteligencia no circunscrita.
Un grano de arena de un desierto infinito.
Una gota de agua de océanos eternos.
El sincrodestino.
Amaneceres frescos con olor a sahumerio y risas apretadas.
Atardeceres rojos sangre anuncian
las partidas, las ausencias, soltar manos, despedirse.

La música que eriza los pelos del brazo.
El cosquilleo que baja por la columna vertebral.
El sudor en las manos que baja por el cuello.
Mariposas en la panza.
Nudos en la garganta.
Lagrimas en el Alma.

La vida, la vida toda.
La existencia humana, inhumana
La existencia.
El presente continuamente continuo.
La experiencia.

Los padres.
Los hijos.
Mis hijos.
El mundo.
Los otros mundos.

La extraña sensación de estar viva
y de formar parte te esto.
De esto que no se describe con palabras
de lo inexpresable, de lo que no tiene nombre.
De la experiencia espiritual que vivimos en envases humanos.
La vida.
Toda la vida y la muerte contenida en mis muñecas.
Los registros del Alma contenido en los ojos
Y en esa sutil sensación de saber que ya fuimos.
De saber que algo, sabemos.

N.P.S
29/01/08

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