Marcha Turca, mi inspiración innata

-- el ruido de esa goma quemada me recordaba al aullido de aquel perro moribundo –

El seguía bebiendo, mientras tocaba el piano...aquella melodía diabólica y celestial le retumbaba en su cabeza, tal si fueran vidrios cortados de aquella copa de vino gastada. Ella, seguía, caminaba, bailaba demoniacamente y escondía un secreto tras otro....pero su tenue musa inspiradora aun pertenecía a aquella calle, oscura, fría, húmeda, sin salida. Se despeina, la casa es grande, el mármol esta sucio y la mugre evoca aquella sensación de la niñez, de la infancia, de la inocencia.
Su cerebro esta resquebrajado, sus dedos andan solos, no puede pararlos....con su suave grito mudo intenta hacer algo con ella, pero no puede, no puede por que ella ya no esta, ella se fue, y el piano, ese piano que lo consume, que tanto adora y no sabe por que.....negro, obtuso, incongruente.....las letras, los pasos y ella, la lluvia, la luna, es tanto, tan larga la vida....el compromiso, el repertorio y toda la gente que te mira....siempre te observan y te agradecen, como si uno supiera el por que. ¿Acaso alguien se dio cuenta?....en eso habíamos quedado que era una ves yo y otra ves vos...es la marcha, la marcha por la vida, por la lluvia universal, no se no me acuerdo ya.....era demasiado pequeña.....compulsiva, estrogena, increíble. Y el, su mente, su piloto y sus ganas siguen melodiando el valle del olvido junto a teclas blancas, negras, perladas y algunas rojas, por su sangre o por el vino no se...es como los sueños, la vida, una alucinación. Nunca podemos saber que es verdad o que es mentira, como saber que es real o que no lo es, es como el piano, la vida, la muerte y el inconsciente.....se descarga, se excita y fluye dentro de la evaporación. ¡¡Son peces, peces dentro del piano!! El agua, el mundo, los delfines, eso era ella, un delfín, una tecla, un padre. Una madre que no existió, una almohada en silencio y el, el que seguía ahí y no podía sacarse aquella prenda, bendita. Bendita era, la tecla, el sueño y la vida. Es que hacia mucho que no lo hacia, era obvio que iba a pasarme esto. El nudo en el pecho, la canción, lenta, pero dentro de mi cerebro tan rápida, no puedo controlarla, es impulsiva, es compulsiva, es mi síntoma, mi desgracia, mi placer, mi vino. Como el, mi vida, mi luz, mi tecla circular, el viento....la cara roja, hinchada, las lagrimas, y ella al costado mirándome, observándome por primera ves en su vida como una hoja marchita, ella tan sutil, tan helada ¿Quien es? No tiene nombre, es la tecla que falta en mi piano, es la oscuridad que no puede integrarse, el cerebro resquebrajado del cual antes hable, eso es, la tecla.


Chan chan.


N.P.S
7/6/05

No hay comentarios:

Publicar un comentario