S.E.X.O con fantasmas

Placer en la soledad.
El segundo en que la noche se hace eterna
Y los límites se confunden.
Ya no hay matices, ni colores, solo ellos ocupan mi espacio.
Uñas extraen mi veneno, manos tocan mi cuerpo.
Siento despedazarme, siento hundirse sus cuerpos
En el mío, casi como una fusión perfecta.
Me palpan, me acarician, me penetran,
Son muchas, no llego a distinguir cuantas.
Demasiadas sombras y tan pocas almas!
En la sucursal del placer y la tentación, no hay luz.
Solo ecos abismales como fantasmas.
En este cuarto no hay gravedad, solo inercia.
Mujeres frotan su piel contra la mía
Produciendo sensaciones y placeres ilimitados.
Sus labios rozan los míos. Mis labios buscan los de ellas.
Todo es tan etéreo e incorpóreo
A lo mejor, estos seres, no son humanos.
A pesar de ello, si tienen sexo. Tal vez.
Los hombres me rozan, me inyectan, me traspasan.
Me ordenan, sin dejar de obedecerme.
Y tantas manos, tantas bocas, tantos pelos,
Tantas texturas y sabores.
Los poros se llenan de sudor y se mezclan los alientos.
Las lenguas juegan a enredarse, pero nadie las desenreda después.
(Parece que se quedaran envueltas en mi corazón).
Besan, lamen, empapan, seducen, perforan, explotan.
Estallan ellos, ellas y por supuesto, yo
Sucesiva o simultáneamente, depende.
Ellos me tientan, ellas me insinúan
Como Ángeles ascendentes del infierno mismo.
Proponen e incitan a pecar, sin límites, ni tiempo
Pareciera que estos seres, no tienen moral o ética alguna.
Sin apartar la vista de mí, siguen creando sobre mi cuerpo
(Y yo casi inmóvil, soy un lienzo vivo, embebido de sexo, de libido, de ARTE).
El fuego, la pasión, la seducción, todo se fusiona entre las sabanas
Las sonrisas cómplices, las bocas sedientas, las manos transpiradas.
Y las miradas que parecen quemar tanto, que hielan la sangre.
El macho y la hembra, el encaje perfecto, el complemento divino.
El macho y el macho, la represión innata, el reproche eterno.
La hembra y la hembra, la sensualidad perfecta, sin tabú alguno.
Los machos y las hembras.
Uno solo.
Dos solos.
Tres. Cuatro. Cinco, ya no tan solos.
A veces puedo descubrir sus caras en la penumbra
Pero prefiero cerrar los ojos, para no asustarme.
No hay límites en la naturaleza.
El hombre es un animal instintivo.
(Nadie escapa a la ley).

N.P.S
22/07/06

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